En España se materializó este miedo cuando el periódico gratuito “Metro” anunció su cierre el pasado mes de enero. Hasta el momento ningún otro ha tenido que recurrir a esta salida pero muchos grupos de comunicación como Prisa, Zeta o Unidad Editorial, se han visto obligados a realizar reestructuraciones en su plantilla. Y eso, en la mayoría de los casos, se ha traducido a un número creciente de despidos entre los profesionales de la información.
Si los medios no informan de la situación del periodismo es más difícil que se haga algo para evitarlo. El seguimiento y apoyo mediático que han recibido otros sectores como el inmobiliario o el financiero, han facilitado que se extendiera su denuncia. La presión social que se ha utilizado para respaldar a los trabajadores afectados de este ámbito ha servido para protegerles y mejorar su situación. De la misma forma, también debería ser un recurso para intentar levantar el escenario de los medios. Silenciar el estado de las empresas de la comunicación les perjudica en mayor medida en que las beneficia.
Artículo de Raquel Córcoles
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