martes, 19 de mayo de 2009

No tengo ninguna pregunta para usted

El pasado miércoles 13 de mayo se celebró el II Seminario Internacional de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la URJC, bajo el título “La comunicación mundial y el encuentro civilizatorio”. El acto, organizado y coordinado por los profesores Sonia Valle, Juan Menor y Sagrario Morán, comenzó pasadas las 16:30 con la conferencia de Rafael Calduch, Catedrático de Relaciones Internacionales de la UCM. En su discurso, el profesor Calduch explicó la importancia del idioma, no sólo como instrumento para difundir una cultura, sino también para protegerla y reforzarla. Por esta razón no cree en una civilización universal, sino en un conjunto de culturas con visiones diferentes del ser humano y de la vida en general.


Pero para Calduch la comunicación entre culturas y civilizaciones es un hecho latente que ha existido a lo largo de toda la humanidad, pero que ahora está alcanzando cotas inexploradas gracias a medios de comunicación como la televisión, la cinematografía y sobre todo, internet, único instrumento creado por el hombre capaz de aunar todos los elementos del resto de medios. Para el profesor, Gutemberg está obsoleto: la verdadera revolución comunicativa comienza ahora.


Tras la intervención de Calduch, el profesor Juan Menor dio paso a la segunda sección de la jornada, una mesa redonda en la que intervinieron Niels Pultz, Embajador de Dinamarca en España, Elaine Levine, profesora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, y Josefa Beneitez ("la Pepa" según sus propias palabras), Directora de Radio Exterior de España. Los temas que aquí se trataron fueron tan dispares como el poder de internet en la política y el sector de la comunicación, la repercusión de la inmigración latina en EE UU o la revolución interna que necesita el periodismo.


A continuación se intentó crear un foro de debate con la audiencia, en su mayoría estudiantes de 5º de periodismo que están empezando a introducirse en el mercado laboral, y la comunicación falló. Quizá por falta de interés o por la ausencia de un hilo conductor bien definido entre todas las charlas que se ofrecieron. El caso es que nadie preguntaba. Pepa Beneitez clamando por la revolución del becario para salvar el periodismo, mientras decenas de esos futuros becarios se miraban para buscar quién podría acabar con un silencio tan incómodo.


Al final Menor, Calduch y Beneitez dejaron de lado el encuentro civilizatorio y se centraron en el filón de la precariedad laboral para pescar alguna intervención del público. Algunas estudiantes picaron y tras tres o cuatro asertos las jornadas quedaron clausuradas. La comunicación mundial está viviendo una revolución, pero entre individuos la cosa cambia.


Crónica redactada por Miguel Canalda

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