martes, 19 de mayo de 2009

Programando sobre la marcha

En Estados Unidos durante el mes de mayo se celebran los Upfronts, que son la presentación a la prensa, y por lo tanto al público, de la programación del año próximo. Normalmente, lo presentado sólo se cumple al principio. Es por así decirlo una carta de buenos deseos.

Lo interesante de estas presentaciones es la anticipación que demuestran los directivos de las cadenas, que en mayo saben que series y programas continuarán de una temporada para otra, y cuales serán los nuevos productos. Esto provoca expectación en el público que ansía las nuevas ofertas.

En España, en cambio, se improvisa de tal manera que de un día para otro se sacan programas de la manga. Por ello, en Estados Unidos viven la edad de oro de la ficción televisiva y en España siguen siendo un éxito formatos añejos como ‘La ruleta de la suerte’, ‘¿Quiere ser millonario?’ o series tan planas y predecibles como ‘Física o Química’ u ‘Hospital Central’.

Una televisión sin improvisación

Esto no significa que la televisión americana no cometa errores. Lo hace y muchas veces son tan sonados como un gran fiasco cinematográfico. Es la cara negativa de la expectación. Pero imagínese la diferencia que supone para un creador de un programa o una serie el tener tiempo para desarrollar su producto y no depender de los estados de ánimo del programador o las necesidades urgentes de la cadena.

Además, es un signo de respeto hacia el espectador y hacia los anunciantes. Los segundos porque pueden preparar sus campañas basándose en los formatos en los que se quieren anunciar. Esto a su vez beneficia a las cadenas ya que pueden predecir que formatos serán rentables sin importar la audiencia. Así se dan casos como el de Héroes en la NBC o Dollhouse en Fox. Estas series a pesar de no tener una audiencia elevada, resultan atractivas para sus cadenas debido a la fidelidad de su público y por lo tanto a los anunciantes que saben que apuestan sobre seguro.

Otro beneficio es que debido a internet las especulaciones aumentan todavía más la expectación sobre ciertos productos. Las cadenas juegan con su público filtrando información durante meses, vídeos, etc. Como resultado se producen estrenos con unos niveles de audiencia desorbitados.

¿Se imaginan la audiencia que podía haber cosechado Águila Roja si desde tres meses antes de su estreno se hubiera hablado de ella?. Es posible menos. Este sistema exige calidad para obtener resultados y dicha calidad no se puede conseguir con un método creativo anquilosado en el pasado.

El mundo de los tópicos

Mientras en Estados Unidos los guionistas de televisión son respetados y sus nombres son conocidos por los aficionados como el de los directores de cine, en España se sigue escribiendo en grupos de guionistas. Esto crea productos de un nivel medio, nunca por debajo, pero tampoco por encima.

Por ello todas las series españolas se parecen. Cada productora tiene sus grupos de guionistas que poco pueden aportar de su cosecha personal y al final quedan productos llenos de tópicos y lugares comunes. El estilo es nulo y la única diferencia entre un producto y otro es la ambientación. Así podemos apreciar los parecidos más que razonables entre el Paco de ‘Los hombres de Paco’ y el personaje interpretado por Antonio Resines en ‘Los Serrano’ e incluso con el protagonista de ‘Águila Roja'.
Columna de Erik López.

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