martes, 14 de abril de 2009

Bookcrossing, un viaje de libro

Para los adeptos al Bookcrossing, el mundo se convierte en una jungla de libros con medio millón de cazadores y cuatro millones de presas.
Todos hemos prestado libros a nuestros amigos y probablemente a estas alturas no tenemos ni idea de dónde han ido a parar. De este hábito tan espontáneo surge el Bookcrossing, un movimiento cultural que consiste en abandonar libros en lugares públicos para que otras personas los recojan y, tras leerlos, hagan lo mismo.

Para entender este fenómeno debemos situarnos en los EEUU, un lugar donde las bibliotecas públicas brillan por su ausencia. Al inicio del nuevo milenio, Ron Hornbaker decidió rebelarse en contra de este sistema e ideó el Bookcrossing con el objetivo de convertir el mundo en una inmensa biblioteca global. “Nuestra intención no es tan ambiciosa, simplemente lo hacemos para compartir nuestros libros favoritos con otras personas” comenta la Jefa de Prensa de Bookcrossing en Barcelona, Anna Espot.

“UNO DE MIS LIBROS HA LLEGADO A JAPÓN Y EL OTRO ESTÁ EN AUSTRALIA”

Sin embargo, la lectura no es el único placer que encuentran al formar parte de esta comunidad: “Es un entretenimiento, un juego -explica Espot- La primera vez que liberas un libro es muy emocionante ya que debes procurar que nadie te vea. Cuando lo recoges pasa lo mismo porque tienes que encontrarlo y tienes la sensación de estar robando”. Además tiene la ventaja de tener tus libros bien controlados: “Sé que uno de los que liberé está ahora mismo en Japón y otro en Australia”, añade Espot.

La filosofía de esta corriente ha conseguido atraer a más de medio millones de miembros registrados en todo el mundo y cuenta con una base de datos que contabiliza más de cuatro millones de libros liberados en todo el mundo. España es uno de los diez países del mundo con más usuarios registrados.

A pesar de un aumento creciente, el representante del Gremio de Libreros de Cataluña, Josep Rovira, considera que el Bookcrossing no se perfila como un enemigo de la industria del libro: “Vista la experiencia en otros países podemos asegurar que no afecta a nuestro sector ya que los usuarios son apasionados de la lectura y siguen comprando libros- y añade -Yo lo compararía con una gran biblioteca donde te ceden un libro, lo lees y lo devuelves.”

Como vemos, es una corriente que no ha despertado recelo por parte de ningún sector. De hecho, incluso ha recibido el apoyo de varias editoriales. “Algunas han hecho donaciones de libros para promocionarse a ellas mismas o para dar a conocer nuevos lanzamientos”, comenta Anna Espot.

De momento tampoco ha generado controversias entre los escritores. El periodista y escritor Màrius Serra opina: “Tampoco digo que me gustaría que robaran mis libros de las librerías, ya que hay un sistema económico que debe sustentar la industria editorial, pero también creo que mi guerra como escritor no está en vender libros sino en seducir lectores.”

“ES UNA MODA PIJA QUE INTENTA FORZAR ALGO ESPONTÁNEO”

Aunque el Bookcrossing no tiene muchos detractores, no todo el mundo lo considera un fenómeno innovador y enriquecedor: “Su letrero anglosajón terminado en gerundio lo transforma en una moda un poco pija que intenta forzar un acto que se caracteriza por su espontaneidad”, apunta Màrius Serra al respecto.

Pese a su considerable cifra de adeptos continúa siendo una actividad minoritaria y, tal como cuenta Anna Espot, el objetivo principal de esta comunidad no gira en atraer más adeptos: “A nosotros nos gusta que sea minoritario, no tenemos el objetivo de crecer muchísimo. A pesar de todo, cuanto más gente participe mejor ya que tendremos más libros para cazar”.

Reportaje escrito por: Raquel Córcoles Moncusí

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